Miguel de Unamuno

(1864-1936) Filósofo y escritor español.

Frases célebres

A un pueblo no se le convence sino de aquello de que quiere convencerse.

El escritor sólo puede interesar a la humanidad cuando en sus obras se interesa por la humanidad.

Llamo rumiantes a los hombres que se pasan rumiando la miseria humana, preocupados de no caer en tal o cual abismo.

La verdadera ciencia enseña, por encima de todo, a dudar y a ser ignorante.

El progreso consiste en renovarse.

El cielo de la fama no es muy grande, y cuántos más en él entren a menos tocan cada uno de ellos.

El amor compadece, y compadece más cuanto más ama.

El que quiere todo lo que sucede, consigue que suceda cuanto quiere. ¡Omnipotencia humana por resignación!. A esta resignación sólo por la gracia se llega.

Pedimos milagros, como si no fuese el milagro más evidente el que los pidamos.

La vida no es sueño. El más vigoroso tacto espiritual es la necesidad de persistencia en una forma u otra. El anhelo de extenderse en tiempo y en espacio.

A menos pensamiento, pensamiento más tiránico y absorbente.

Cuanto menos se lee, más daño hace lo que se lee.

La locura, la verdadera locura, nos está haciendo mucha falta, a ver si nos cura de esta peste del sentido común que nos tiene a cada uno ahogado el propio.

Antes hay que desconfiar del que busca razones por las que nos beneficia, que del que nos beneficia sin buscar razones.

Es débil porque no ha dudado bastante y ha querido llegar a conclusiones.

Un pedante es un estúpido adulterado por el estudio.

La lengua no es la envoltura del pensamiento sino el pensamiento mismo.

Sólo el que sabe es libre y más libre el que más sabe. No proclaméis la libertad de volar, sino dad alas.

Las lenguas, como las religiones, viven de herejías.

El fascismo se cura leyendo y el racismo se cura viajando.

Venceréis, pero no convenceréis. Venceréis porque tenéis sobrada fuerza bruta; pero no convenceréis, porque convencer significa persuadir. Y para persuadir necesitáis algo que os falta: razón y derecho en la lucha.

Cada nuevo amigo que ganamos en la carrera de la vida nos perfecciona y enriquece más aún por lo que de nosotros mismos nos descubre, que por lo que de él mismo nos da.

No des a nadie lo que te pida, sino lo que entiendas que necesita; y soporta luego la ingratitud.

Jamás desesperes, aun estando en las más sombrías aflicciones, pues de las nubes negras cae agua limpia y fecundante.