José Ingenieros

(1877-1925) Filósofo y psicólogo argentino.

Frases célebres

Los hombres y pueblos en decadencia viven acordándose de dónde vienen; los hombres geniales y pueblos fuertes sólo necesitan saber a dónde van.

El hombre que ha perdido la aptitud de borrar sus odios está viejo, irreparablemente.

Es hermoso que los padres lleguen a ser amigos de sus hijos, desvaneciéndoles todo temor, pero inspirándoles un gran respeto.

Enseñemos a perdonar; pero enseñemos también a no ofender. Sería más eficiente.

No se nace joven, hay que adquirir la juventud. Y sin un ideal, no se adquiere.

Los más rezan con los mismos labios que usan para mentir.

Admitamos que la primera vez se ofende por ignorancia; pero creamos que la segunda suele ser por villanía.

A los hombres fuertes les pasa lo que a los barriletes; se elevan cuando es mayor el viento que se opone a su ascenso.

La vida humana representa, la mayor parte de las veces, una ecuación entre el pasado y el futuro.

Los que se quejan de la forma como rebota la pelota, son aquellos que no la saben golpear.

La curiosidad intelectual es la negación de todos los dogmas y la fuerza motriz del libre examen.

La imaginación y la experiencia van de la mano. Solas no andan.

Amar es sufrir amablemente; es gozar de una ansiedad perenne, de un sobresalto siempre renovado.

El ambicioso quiere ascender, hasta donde sus propias alas puedan levantarlo; el vanidoso cree encontrarse ya en las supremas cumbres codiciadas por los demás.

En la utopía de ayer se incubó la realidad de hoy, así como en la utopía de mañana palpitarán nuevas realidades.