Lord Byron

(1788-1824) Seudónimo de George Gordon Byron, poeta del movimiento del romanticismo británico, considerado por algunos uno de los mayores poetas en la lengua inglesa y antecedente de la figura del poeta maldito.

Frases célebres

Cuando la edad enfría la sangre y los placeres son cosa del pasado, el recuerdo más querido sigue siendo el último, y nuestra evocación más dulce, la del primer beso.

Sólo salgo para renovar la necesidad de estar solo.

La amistad es el amor, pero sin sus alas.

El amor del hombre es algo aparte en su vida, mientras que el de la mujer es su existencia entera.

Cuanto más conozco a los hombres, menos los quiero; si pudiese decir otro tanto de las mujeres me iría mucho mejor.

Luchar contra nuestro destino sería un combate como el del manojo de espigas que quisiera resistirse a la hoz.

La vida es demasiado corta para dedicarse al ajedrez.

Nunca aconsejéis a un hombre que desconfíe de una mujer con la que ya esté casado. Es demasiado tarde para él.

El que cae desde una dicha bien cumplida, poco le importa cuán hondo sea el abismo.

No hay cosa más incierta que el numero de años de las señoras que se dicen de cierta edad.

El que no ama su patria no puede amar nada.

La sangre sirve sólo para lavar las manos de la ambición.

La consecuencia de no pertenecer a ningún partido será que los molestaré a todos.

Jamás mueren en vano los que mueren por una causa grande.

El mundo no puede dar alegrías tan grandes como son las que quita.

El mejor profeta del futuro es el pasado.

El matrimonio es al amor lo que el vinagre al vino. El tiempo hace que pierda su primer sabor.

Apenas son suficientes mil años para formar un Estado; pero puede bastar una hora para reducirlo a polvo.

Ciertamente, es agradable ver estampado el propio nombre; un libro es siempre un libro, aunque no contenga nada.

El amor encontrará su camino, incluso a través de lugares donde ni los lobos se atreverían a entrar.

Es fácil morir por una mujer; lo difícil es vivir con ella.

La experiencia es el primero de los filósofos, pero el más doloroso cuando hemos llegado a conocer bien su ciencia.

Siempre se interpone algo entre nosotros y lo que creemos que es nuestra felicidad.

El mismo placer es un moralista mucho más severo que toda la sabiduría de los sabios.