René de Chateaubriand

(1768-1848) Diplomático y escritor francés.

Frases célebres

Mientras que el corazón tiene deseo, la imaginación conserva ilusiones.

Los bosques preceden a las civilizaciones, los desiertos las siguen.

Nuestras ilusiones no tienen límites; probamos mil veces la amargura del cáliz y, sin embargo, volvemos a arrimar nuestros labios a su borde.

No se debe usar el desprecio sino con gran economía, debido al gran número de necesitados.

¡Por tus besos vendería el porvenir!

El aburrimiento no puede existir donde quiera que haya una reunión de buenos amigos.

La muerte es más dura asumirla que padecerla.

El hombre que comprendiese a Dios sería otro Dios.

Casi todos los crímenes que castiga la ley se deben al hambre.

El escritor original no es aquel que no imita a nadie, sino aquel a quien nadie puede imitar.

Una multitud es como un vasto desierto de hombres.

Hay palabras que sólo deberían servir una vez.

La justicia es el pan del pueblo; siempre está hambriento de ella.

La verdad política, cualesquiera que sean sus formas, no es más que el orden y la libertad.

La pena de muerte sólo se ha perpetuado por una especie de crimen legal.

No creo que el arte de citar esté al alcance de todos esos espíritus pequeños que, no encontrando nada en sí mismos, todo lo tiene que tomar de otros.

Una buena acción es una lección insolente para los que no tienen el valor de ejecutarla.

El sueño devora la existencia: es lo que tiene de bueno.

Las instituciones pasan por tres períodos: el del servicio, el de los privilegios y el del abuso.

El cielo rara vez hacen que nazcan juntos el hombre que quiere y el hombre que puede.

La independencia del pensamiento es la más noble aristocracia.

La amenaza del más fuerte me hace siempre ponerme al lado del más débil.