Winston Churchill

(1874-1965) Político británico.

Frases célebres

Quien habla mal de mí a mis espaldas mi culo contempla.

El éxito es aprender a ir de fracaso en fracaso sin desesperarse.

Un fanático es alguien que no puede cambiar de opinión y no quiere cambiar de tema.

Una buena conversación debe agotar el tema, no a los interlocutores.

Las actitudes son más importantes que las aptitudes.

El político debe ser capaz de predecir lo que va a pasar mañana, el mes próximo y el año que viene; y de explicar después por qué fue que no ocurrió lo que el predijo.

Tras un recuento electoral, sólo importa quién es el ganador. Todos los demás son perdedores.

Un optimista ve una oportunidad en toda calamidad, un pesimista ve una calamidad en toda oportunidad.

El problema de nuestra época consiste en que sus hombres no quieren ser útiles sino importantes.

Las críticas no serán agradables, pero son necesarias.

La alternancia fecunda el suelo de la democracia.

La imaginación consuela a los hombres de lo que no pueden ser. El humor los consuela de lo que son.

La democracia es la necesidad de doblegarse de vez en cuando a las opiniones de los demás.

Valor es lo que se necesita para levantarse y hablar; pero también es lo que se requiere para sentarse y escuchar.

A menudo me he tenido que comer mis palabras y he descubierto que eran una dieta equilibrada.

El diplomático es una persona que primero piensa dos veces y finalmente no dice nada.

La política es más peligrosa que la guerra, porque en la guerra sólo se muere una vez.

Vivid arduamente, no temáis nada y os sonreirá el triunfo.

La democracia es el peor sistema de gobierno diseñado por el hombre. Con excepción de todos los demás.

La guerra es una invención de la mente humana; y la mente humana también puede inventar la paz.

El precio de la grandeza es la responsabilidad.

Con el espíritu sucede lo mismo que con el estómago: sólo puede confiársele aquello que pueda digerir.

Perón es el único soldado que ha quemado su bandera y el único católico que ha quemado sus iglesias.

Nunca en el campo de los conflictos humanos, tantos le debieron tanto, a tan pocos.