Confucio

(551 AC-478 AC) Filósofo chino.

Frases célebres

Exígete mucho a ti mismo y espera poco de los demás. Así te ahorrarás disgustos.

Saber que se sabe lo que se sabe y que no se sabe lo que no se sabe; he aquí el verdadero saber.

Cada cosa tiene su belleza, pero no todos pueden verla.

Debes tener siempre fría la cabeza, caliente el corazón y larga la mano.

Los vicios vienen como pasajeros, nos visitan como huéspedes y se quedan como amos.

Una casa será fuerte e indestructible cuando esté sostenida por estas cuatro columnas: padre valiente, madre prudente, hijo obediente, hermano complaciente.

Si ya sabes lo que tienes que hacer y no lo haces entonces estás peor que antes.

Es más fácil apoderarse del comandante en jefe de un ejército que despojar a un miserable de su libertad.

¿Me preguntas por qué compro arroz y flores? Compro arroz para vivir y flores para tener algo por lo que vivir.

Donde hay educación no hay distinción de clases.

Estudia el pasado si quieres pronosticar el futuro.

Se puede quitar a un general su ejército, pero no a un hombre su voluntad.

El silencio es el único amigo que jamás traiciona.

Es posible conseguir algo luego de tres horas de pelea, pero es seguro que se podrá conseguir con apenas tres palabras impregnadas de afecto.

Si no estamos en paz con nosotros mismos, no podemos guiar a otros en la búsqueda de la paz.

El hombre que ha cometido un error y no lo corrige comete otro error mayor.

La ignorancia es la noche de la mente: pero una noche sin luna y sin estrellas.

Un hombre sin virtud no puede morar mucho tiempo en la adversidad, ni tampoco en la felicidad; pero el hombre virtuoso descansa en la virtud, y el hombre sabio la ambiciona.

Si no conoces todavía la vida, ¿cómo puede ser posible conocer la muerte?

El más elevado tipo de hombre es el que obra antes de hablar, y practica lo que profesa.

Trabaja en impedir delitos para no necesitar castigos.

Algún dinero evita preocupaciones; mucho, las atrae.

Un hombre de virtuosas palabras no es siempre un hombre virtuoso.

Quien volviendo a hacer el camino viejo aprende el nuevo, puede considerarse un maestro.