Fiodor Dostoievski

(1821-1881) Fiódor Mijáilovich Dostoievski. Novelista ruso fue uno de los escritores más grandes de la literatura rusa. Es reconocido por algunos como el fundador del existencialismo.

Frases célebres

Creo en la vida eterna en este mundo, hay momentos en que el tiempo se detiene de repente para dar lugar a la eternidad.

El verdadero dolor, el que nos hace sufrir profundamente, hace a veces serio y constante hasta al hombre irreflexivo; incluso los pobres de espíritu se vuelven más inteligentes después de un gran dolor.

Hermanos, no temáis al pecado de los hombres; amad al hombre aún en su pecado, pues un tal amor aseméjase a Dios.

El hombre se complace en enumerar sus pesares, pero no enumera sus alegrías.

La mujer, sólo el diablo sabe lo que es; yo no lo sé en absoluto.

El secreto de la existencia no consiste solamente en vivir, sino en saber para qué se vive.

Es al separarse cuando se siente y se comprende la fuerza con que se ama.

Los celosos son los primeros que perdonan, todas las mujeres lo saben.

Después de un fracaso, los planes mejor elaborados parecen absurdos.

Se sufre de dos clases de celos: los del amor y los del amor propio.

Hay que querer hasta el extremo de alcanzar el fin; todo lo demás son insignificancias.

Es difícil juzgar la belleza: la belleza es un enigma.

Amo a la humanidad, pero, para sorpresa mía, cuanto más quiero a la humanidad en general, menos cariño me inspiran las personas en particular.

¡Cuán bueno hace al hombre la dicha! Parece que uno quisiera dar su corazón, su alegría. ¡Y la alegría es contagiosa!

¿Qué es el infierno? Yo sostengo que es el sufrimiento de ser incapaz de amar.

Es mejor equivocarse siguiendo tu propio camino que tener razón siguiendo el camino de otro.

En nuestro planeta, solo podemos amar sufriendo y a través del dolor. No sabemos amar de otro modo ni conocemos otra clase de amor.

En el mundo no hay nada tan difícil como la franqueza y nada tan fácil como la lisonja.

La naturaleza puede ser corregida, enmendada, pues de no ser así quedaríamos sepultados bajo los prejuicios. Sin eso no habría ni un solo gran hombre.

El hombre que se miente a sí mismo y escucha su propia mentira llega a un punto en que no puede distinguir la verdad dentro de él y por tanto pierde todo respeto por sí mismo y por los demás.

Me gusta que se equivoquen. En esto radica la superioridad del hombre sobre los demás organismos. Así llega uno a la verdad. Yo soy un hombre, y lo soy precisamente porque me equivoco.

El dolor y el sufrimiento son siempre inevitables para una gran inteligencia y un corazón profundo. Las personas realmente grandes, creo, tienen una gran tristeza en la tierra.

Lo que más teme la gente es dar un paso nuevo, pronunciar una nueva palabra...

Y además, ¡qué voy a soñar cuando no en sueños, sino despierto, he sido tan feliz a su lado!