Henrik Johan Ibsen

(1828-1906) Dramaturgo noruego.

Frases célebres

Pueden prohibirme seguir mi camino, pueden intentar forzar mi voluntad. Pero no pueden impedirme que, en el fondo de mi alma, elija a una o a otra.

¿Cuál es el primer deber del hombre? La respuesta es muy breve: ser uno mismo.

Nuestra sociedad es masculina, y hasta que no entre en ella la mujer no será humana.

¡Qué cosa tan extraña es la felicidad! Nadie sabe por dónde ni cómo ni cuándo llega, y llega por caminos invisibles, a veces cuando ya no se le aguarda.

No se graban tanto mil palabras como un solo hecho.

El hombre más fuerte del mundo es el que está más solo.

Buscar el yo en el poderío del oro es edificar sobre arena.

Un verdadero espíritu de rebeldía es aquel que busca la felicidad en esta vida.

La belleza es el acuerdo entre el contenido y la forma.

Nunca lleves tus mejores pantalones cuando salgas a luchar por la paz y la libertad.

La mayoría nunca tiene razón.

Las verdaderas columnas de la sociedad son la verdad y la libertad.

Grande o pequeño, todo hombre es poeta si sabe ver el ideal, más allá de sus actos.

¿Qué es la belleza? Una convención, una moneda que tiene curso en un tiempo y en un lugar.

Antes del matrimonio se considera el amor teóricamente; en el matrimonio se pasa a la práctica. Ahora bien, todos saben que las teorías no siempre concuerdan con la práctica.

La esperanza ha contribuido a perder al género humano.

Perderlo todo es ganarlo todo, porque no se posee eternamente más que lo que se ha perdido.

La vida podría ser bastante agradable si no llamasen a la puerta esos acreedores reclamando el cumplimiento de los ideales a pobres hombres como nosotros.

He descubierto que las raíces de nuestra vida moral están completamente podridas, que la base de nuestra sociedad está corrompida por la mentira.

Si me hubiese quedado tranquilo en mi casa en vez de irme a sufrir por el mundo, ¡no me habría ahorrado pocas penas y pocos zapatos!

Si dudas de ti mismo, estás vencido de antemano.

Hay algo de servil, de turbio, en el hogar que se mantiene de préstamos y deudas.

Una comunidad es como un barco; todos deben estar preparados para tomar el timón.

Nunca me has amado. Sólo has pensado que es agradable estar enamorado de mí.