Blaise Pascal

(1623-1662) Científico, filósofo y escritor francés.

Frases célebres

La moral es la ciencia por excelencia; es el arte de vivir bien y de ser dichoso.

He hecho esta carta más larga de lo usual porque no tengo tiempo para hacer una más corta.

Aquel que duda y no investiga, se torna no sólo infeliz, sino también injusto.

La desgracia descubre al alma luces que la prosperidad no llega a percibir.

Es sin duda un mal, estar lleno de defectos; pero es todavía un mal mayor estar lleno de ellos y no quererlo reconocer, porque es añadir todavía el de una ilusión voluntaria.

A fuerza de hablar de amor, uno llega a enamorarse. Nada tan fácil. Esta es la pasión más natural del hombre.

Una de las principales enfermedades del hombre es su inquieta curiosidad por conocer lo que no puede llegar a saber.

La reina del mundo es la fuerza y no la opinión; pero es la opinión quien usa de la fuerza.

La mayoría de los males les vienen a los hombres por no quedarse tranquilos en casa.

La elocuencia es una pintura del pensamiento, y por esto los que después de haber pintado añaden algo más, hacen un cuadro en lugar de un retrato.

Es miserable saberse miserable, pero es ser grande reconocer que se es miserable.

Cuando leemos demasiado deprisa o demasiado despacio, no entendemos nada.

Los que poseen el espíritu de discernimiento saben cuanta diferencia puede mediar entre dos palabras parecidas, según los lugares y las circunstancias que las acompañen.

¿Qué es el hombre dentro de la naturaleza? Nada con respecto al infinito. Todo con respecto a la nada. Un intermedio entre la nada y el todo.

No poseemos la verdad ni el bien nada más que en parte y mezclados con la falsedad y con el mal.

Toda religión que no afirme que Dios está oculto, no es verdadera.

Poca cosa nos consuela porque poca cosa nos aflige.

Muy débil es la razón sino llega a comprender que hay muchas cosas que la sobrepasan.

Lo último que uno sabe es por donde empezar.

Es más fácil soportar la muerte sin pensar en ella, que soportar el pensamiento de la muerte.

El rey está rodeado de gentes que no piensan sino en divertirlo y en impedir que piense en sí mismo. Porque, por muy rey que sea, es desgraciado si piensa en ello.

El hombre es naturalmente crédulo, incrédulo; tímido, temerario.

El espíritu cree naturalmente y la voluntad naturalmente ama; de modo que, a falta de objetos verdaderos, es preciso apegarse a los falsos.

Descripción del hombre: dependencia, deseo de independencia, necesidad.