Jules Renard

(1864-1910) Escritor y dramaturgo francés.

Frases célebres

Entre un hombre y una mujer la amistad es tan sólo una pasarela que conduce al amor.

De vez en cuando di la verdad para que te crean cuando mientes.

Lo que distingue al hombre de los otros animales son las preocupaciones financieras.

Nuestra crítica consiste en reprochar a los demás el no tener las cualidades que nosotros creemos tener.

Estupidez humana. Humana sobra, realmente los únicos estúpidos son los hombres.

La pereza no es más que el hábito de descansar antes de estar cansado.

Si el dinero no te da la felicidad devuélvelo.

Desconozco si Dios existe, pero sería mejor para su reputación que no existiera.

El único hombre que es realmente libre es aquel que puede rechazar una invitación a comer sin dar una excusa.

La vejez existe cuando se empieza a decir: nunca me he sentido tan joven.

No soy sincero, incluso cuando digo que no lo soy.

Comer bien, dormir bien, ir donde se desea, permanecer donde interese, no quejarse nunca y, sobre todo, huir como de la peste de los principales monumentos de la ciudad.

A la sombra de un hombre célebre hay siempre una mujer que sufre.

De nada sirve morir. Hay que hacerlo a tiempo.

Cuando se es feliz, queda mucho por hacer: consolar a los demás.

Hay personas que no saben perder su tiempo solas y se convierten en el flagelo de las personas que trabajan.

A menos que haya complicaciones, está a punto de morir.

¿Qué es nuestra imaginación comparada con la de un niño que intenta hacer un ferrocarril con espárragos?

El ingenio quizás es al talento lo que el instinto a la razón.

Hay momentos en los que todo va bien: no te asustes, no duran.

El sabio generaliza; el artista individualiza.

En arte, no hacer nada como los otros; en moral hacer como todo el mundo.

El proyecto es el borrador del futuro. A veces, el futuro necesita cientos de borradores.

No perdonamos jamás más que a aquellos que tenemos interés en perdonar.