Arthur Schopenhauer

(1788-1860) Filósofo alemán.

Frases célebres

La envidia en los hombres muestra cuán desdichados se sienten, y su constante atención a lo que hacen o dejan de hacer los demás, muestra cuánto se aburren.

Los primeros cuarenta años de vida nos dan el texto; los treinta siguientes, el comentario.

En la música todos los sentimientos vuelven a su estado puro y el mundo no es sino música hecha realidad.

La cólera no nos permite saber lo que hacemos y menos aún lo que decimos.

Con ciertas personas vale más ser traicionado que desconfiar.

Cada uno tiene el máximo de memoria para lo que le interesa y el mínimo para lo que no le interesa.

Muchas veces las cosas no se le dan al que las merece más, sino al que sabe pedirlas con insistencia.

La soledad es la suerte de todos los espíritus excelentes.

Los amigos se suelen considerar sinceros; los enemigos realmente lo son: por esta razón es un excelente consejo aprovechar todas sus censuras para conocernos un poco mejor a nosotros mismos, es algo similar a cuando se utiliza una amarga medicina.

La riqueza es como el agua salada; cuanto más se bebe, más sed da.

El destino mezcla las cartas, y nosotros las jugamos.

A excepción del hombre, ningún ser se maravilla de su propia existencia.

La amabilidad es como una almohadilla, que aunque no tenga nada por dentro, por lo menos amortigua los embates de la vida.

No hay ningún viento favorable para el que no sabe a que puerto se dirige.

El hombre ha hecho de la Tierra un infierno para los animales.

La arquitectura es una música congelada.

Para millones y millones de seres humanos el verdadero infierno es la Tierra.

La cantidad de rumores inútiles que un hombre puede soportar es inversamente proporcional a su inteligencia.

La belleza es una carta de recomendación que nos gana de antemano los corazones.

El hombre es en el fondo un animal terrible y cruel. Lo conocemos como ha sido domesticado y educado por lo que conocemos como civilización.

La personalidad del hombre determina por anticipado la medida de su posible fortuna.

Quien ha perdido la esperanza ha perdido también el miedo: tal significa la palabra "desesperado".

Los hombres vulgares han inventado la vida en sociedad porque les es más fácil soportar a los demás que soportarse a sí mismos.

Al que todo lo pierde, le queda Dios todavía.