Edmund Burke

(1729-1797) Político y escritor irlandés.

Frases célebres

Para que triunfe el mal, sólo es necesario que los buenos no hagan nada.

El que lucha contra nosotros nos refuerza los nervios y perfecciona nuestra habilidad.

El pueblo no renuncia nunca a sus libertades sino bajo el engaño de una ilusión.

Nunca puedes planear el futuro a través del pasado.

Agradar cuando se recaudan impuestos y ser sabio cuando se ama son virtudes que no han sido concedidas a los hombres.

Ningún grupo puede actuar con eficacia si falta el concierto; ningún grupo puede actuar en concierto si falta la confianza; ningún grupo puede actuar con confianza si no se halla ligado por opiniones comunes, afectos comunes, intereses comunes.

La superstición es la religión de las mentes débiles.

Hay un límite en que la tolerancia deja de ser virtud.

La tiranía de una multitud es una tiranía multiplicada.

La sociedad humana constituye una asociación de las ciencias, las artes, las virtudes y las perfecciones. Como los fines de la misma no pueden ser alcanzados en muchas generaciones, en esta asociación participan no sólo los vivos, sino también los que han muerto y los que están por nacer.

Las personas que nunca se preocupan por sus antepasados jamás mirarán hacia la posteridad.

La libertad abstracta, al igual que otras simples abstracciones, no puede ser encontrada.

El favoritismo nos grava más pesadamente que muchos millones de deuda.

El amor celoso enciende su antorcha en el fuego de las furias.

La primera y la más simple emoción que descubrimos en la mente humana es la curiosidad.

Una grandísima parte de los males que afligen al mundo derivan de las palabras.

Cuida tu ambición. Puede volar pero también arrastrarse.