Samuel Johnson

(1709-1784) Escritor inglés.

Frases célebres

Es necesario esperar, aunque la esperanza haya de verse siempre frustrada, pues la esperanza misma constituye una dicha, y sus fracasos, por frecuentes que sean, son menos horribles que su extinción.

Nuestro ánimo se inclina a confiar en aquellos a quienes no conocemos por esta razón: porque todavía no nos han traicionado.

Se puede tener por compañera la fantasía, pero se debe tener como guía a la razón.

Las grandes obras son hechas no con la fuerza, sino con la perseverancia.

Casarse por segunda vez es el triunfo de la esperanza sobre la experiencia.

Los vuelos naturales del espíritu humano no van de placer a placer, sino de una esperanza a otra.

Las cadenas del hábito son generalmente demasiado débiles para que las sintamos, hasta que son demasiado fuertes para que podamos romperlas.

La libertad, por lo que respecta a las clases sociales inferiores de cada país, es poco más que la elección entre trabajar o morirse de hambre.

Para poder enseñar a todos los hombres a decir la verdad, es preciso que aprendan a oírla.

En el idioma está el árbol genealógico de una nación

En la mayoría de los hombres, las dificultades son hijas de la pereza.

Casi todo lo absurdo de nuestra conducta es resultado de imitar a aquellos a los que no podemos parecernos.

El autor que ha alcanzado fama, corre el riesgo de verla disminuir, tanto si sigue escribiendo como si deja de hacerlo.

Padres no podemos tener más que una vez; se promete demasiado el que entra en la vida con la esperanza de hallar muchos amigos.

El lenguaje es el vestido de los pensamientos.

Cualquier preponderancia de la fantasía sobre la razón es un grado de locura.

Siempre lamento la desaparición de cualquier lengua, puesto que las lenguas son el pedigrí de las naciones.

El auténtico arte de la memoria es el arte de la atención.

La esperanza es en sí una especie de felicidad y tal vez, la máxima felicidad que se puede obtener en este mundo.