Gilbert Keith Chesterton

(1874-1936) Escritor británico.

Frases célebres

Es menos desagradable ver mendigar un pobre que un rico. Y un cartelón de propaganda es un rico que mendiga.

El Cristianismo, no sólo es capaz de inferir las verdades lógicas, sino qué, cuando sobreviene el absurdo, sabe acertar -digámoslo así- las verdades ilógicas.

Cuanto se hace con prisa queda enseguida pasado de moda; por eso nuestra civilización industrial moderna ofrece tan curiosas analogías con la barbarie.

No tiene importancia que maldigamos al vecino, siempre que no nos admiremos a nosotros mismos.

El juego de ponerse límites a sí mismo es uno de los placeres secretos de la vida.

La revolución, por su naturaleza, produce gobierno; la anarquía no produce sino más anarquía.

La finalidad de la vida es la apreciación: no tiene sentido no apreciar las cosas, y no tiene sentido poseer más cantidad de ellas, si no se las aprecia.

No sólo para gobernar, sino también para sublevarse hacen falta leyes estrictas. Un ideal fijo, habitual, es condición para toda clase de revoluciones.

La teología es el pensamiento aplicado a la religión; y los que prefieren una religión sin pensamiento no tienen por qué desdeñar a los que tienen gustos más racionalistas.

Uno de los extremos más necesarios y más olvidados en relación con esa novela llamada Historia, es el hecho de que no está acabada.

La humildad es una virtud tan práctica, que los hombres se figuran que debe ser un vicio.

La función esencial de la lisonja es lisonjear a las personas por las cualidades que no poseen.

Entrar en el terreno de los hechos es entrar en el mundo de los límites. Las cosas pueden emanciparse de ciertas leyes accidentales o pegadizas, pero no pueden escapar a las leyes de su naturaleza. Se puede libertar a un tigre de su jaula, pero no de su piel manchada.

El único modo de estar seguro de coger un tren es perder el anterior.

El futuro es nuestro refugio ante la feroz competencia de nuestros antepasados.

Si no logras desarrollar toda tu inteligencia, siempre te queda la opción de hacerte político.

El ahorro es poético, porque es creador: el derroche no es poético, porque es destructor.

La imparcialidad es un nombre pomposo para la indiferencia, que es un nombre elegante para la ignorancia.

Las cosas muertas pueden ser arrastradas por la corriente, sólo algo vivo puede ir contracorriente

Debes ser ortodoxo en la mayoría de las cosas, o nunca tendrás tiempo de predicar tu propia herejía.

Lo correcto es lo correcto, aunque no lo haga nadie. Lo que está mal está mal, aunque todo el mundo se equivoque al respecto.