Friedrich Nietzsche

(1844-1900) Friedrich Wilhelm Nietzsche. Filosofo alemán.

Frases célebres

¿No es la vida cien veces demasiado breve para aburrirnos?

Toda convicción es una cárcel.

El remordimiento es como la mordedura de un perro en una piedra: una tontería.

El mundo real es mucho más pequeño que el mundo de la imaginación.

Mucho tienen que hacer los padres para compensar el hecho de tener hijos.

Sin arte la vida sería un error.

Un filósofo casado es, para decirlo claro, una figura ridícula.

La guerra vuelve estúpido al vencedor y rencoroso al vencido.

En algunos la castidad es una virtud, en muchos es casi un vicio.

Nada más hipócrita que la eliminación de la hipocresía.

El pensador sabe considerar las cosas más sencillas de lo que son.

Cuando me encuentro con una criatura, encuentro la voluntad del poder.

Las razas laboriosas encuentran una gran molestia en soportar la ociosidad.

Lo absurdo de una cosa no prueba nada contra su existencia, es, más bien, condición de ella.

Tenemos arte para no morir de la verdad.

El hombre se define como ser que evalúa, como ser que ama por excelencia.

Cuando se tienen muchas cosas que meter en él, el día tiene cien bolsillos.

Quien con monstruos lucha cuide de convertirse a su vez en monstruo. Cuando miras largo tiempo a un abismo, el abismo también mira dentro de ti.

La irracionalidad de una cosa no es un argumento en contra de su existencia, sino más bien una condición de la misma.

Las convicciones son más peligrosos enemigos de la verdad que las mentiras.

Si sólo se dieran limosnas por piedad, todos los mendigos hubieran ya muerto de hambre.

El hombre parece tener más carácter cuando sigue su temperamento que cuando sigue sus principios.

La política es el campo de trabajo para ciertos cerebros mediocres.

Un político divide a las personas en dos grupos: en primer lugar, instrumentos; en segundo, enemigos.