Proverbios

Nadie prueba la profundidad del río con ambos pies.

Quien lleva toda su vida a su mujer sobre la espalda, cuando la deja en el suelo, ella dice: ¡Estoy fatigada!.

Si un hombre te dice que pareces un camello, no le hagas caso; si te lo dicen dos, mírate un espejo.

Aunque tu mujer haya cometido cien faltas no la golpees ni con una flor.

Aquel que pregunta es un tonto por cinco minutos, pero el que no pregunta permanece tonto por siempre.

La mitad de la alegría reside en hablar de ella.

La respuesta más rápida es la acción.

Un pájaro no canta porque tenga una respuesta. Canta porque tiene una canción.

Excava el pozo antes de que tengas sed.

El que nada duda, nada sabe.

Vale más ser cobarde un minuto que muerto el resto de la vida.

¿Qué ve el ciego, aunque se le ponga una lámpara en la mano?

El corazón en paz ve una fiesta en todas las aldeas.

Oír es precioso para el que escucha.

La vida es un gorro; unos se lo ponen, otros se lo quitan.

Todos los hombres son sabios; unos antes, los otros, después.

El hombre no puede saltar fuera de su sombra.

Aquel cuya sonrisa le embellece es bueno; aquel cuya sonrisa le desfigura es malo

La lengua resiste porque es blanda; los dientes ceden porque son duros.

La sabiduría viene de escuchar; de hablar, el arrepentimiento

El que quiera ser líder debe ser puente.

Un libro es como un jardín que se lleva en el bolsillo.

La sabiduría inútil sólo se diferencia de la tontería en que da mucho más trabajo.

Cuando el carro se haya roto muchos os dirán por donde no se debía pasar.