Refranes

Si da el cántaro en la piedra, o la piedra en el cántaro, mal para el cántaro.

Bueno es que haya ratones, para que no se sepa quien se come el queso.

Cada uno habla de la feria según como le va en ella.

De desagradecidos está el infierno lleno.

Después de la tempestad viene la calma.

Dijo la sartén al cazo: quítate allá, que me tiznas.

El muerto al hoyo y el vivo al bollo.

Ningún hombre honesto se hace rico en un momento.

Juan Palomo: yo me lo guiso y yo me lo como.

En caso de duda, no determines, cosa alguna.

Más sabe el loco en su casa que el cuerdo en la ajena.

No con quien naces, sino con quien paces.

No hay que vender la piel del oso antes de haberlo matado.

Al buen pagador no le duelen prendas.

Aunque la mona se vista de seda, mona se queda.

Entre sastres no se pagan hechuras.

La caridad bien entendida empieza por uno mismo.

Lo mejor es enemigo de lo bueno

Mezcladas andan las cosas: junto a las ortigas nacen las rosas.

Ira de hermanos, ira de diablos.

No se pueden pedir peras al olmo.

No se puede repicar y andar en la procesión.

Quien mucho abarca, poco aprieta.

Quien mucho se baja, el culo enseña.